viernes, agosto 18, 2017

Prosigue mi trashumancia

Ahora en Sevilla, Triana, próxima estación Tenerife.  Última parada. Viaje en red, mi hermano en el Cantábrico, XY y su hermana en Sevilla, no hemos coincidido, pero hemos estado todos  en red, y yo tras África en Cádiz y Sanlúcar con Rosana.
Hubo un dato inicial, predeterminante, mi punto de atraque debía de ser Sanlúcar de Barrameda. Cádiz sólo lugar de paso, de tránsito o cabeza de playa para desembarcar en Sanlúcar. Campamento base,  recluta de sherpas,  y resulta que así ha sido. Ayer gran día en Al Ándalus. Como se previno en un primer momento. En Cádiz todo depende de lo que tú propongas y hagas, o dirigimos o bostezamos –no es una ecuación, desgraciadamente,  tan difícil de darse-  lo que no ocurre en Sanlúcar, ya que no es ámbito de comparseros y comitivas, sino que, a estas alturas ¡estaría bueno!, de elementos  curiosos, graciosos, divertidos, verdaderamente ilustrados, amables y generosos, que no nos dejaron pagar la comida  en el vasquito o vazquito, y luego fuimos a su colonia a la afueras de Sanlúcar con piscinas y una gran tertulia. Fuera, coches de alta gama como el que nos devolvió a Cádiz. La tarde del golfo de Cádiz era tan amable y acogedora, que el firmamento, discreto, no nos desvió con colores de fiesta  exaltados de estética que nos pudieran sustraer al gozo del contacto humano, tan sorprendente por inusual.
Los amigos de Rosana (los históricos) no defraudaron en absoluto. Un ingeniero industrial teniente de navío catalán, que había trabajado en Bilbao, un arqueólogo de universidad muy reputado, una profesora de matemáticas, una escocesa andalusí, una niña arquitecta que está haciendo el proyecto de fin de carrera, un gratísimo pariente de Edmundo de Ory. De qué le conoces, lees, me dijeron. Nos trajeron por el puente nuevo de Cádiz,  otra amabilidad. Les hizo gracia que dijera de mi hijo que “malencontró” a una antigua novia y que “biencasó” después. M.  uno de los grandes amigos de Rosana,  profesor universitario de derecho que ha hecho su tesis doctoral sobre el vino de manzanilla. “Pero sí eso es historia, sociología, cante jondo pero no derecho”, y me asentía. Los dinamiteros del Derecho no me conturban.

Este sujeto –yo estuve educado, simpático, con algunos brotes de barra de bar (hombre si no…)- le dijo a Rosana que yo era "personajón" y que no podía faltar en próximos eventos sanluqueños. Allí iremos, a no dudarlo. No pescados al arrastre o almadraba sino plateados y sin parar de colear, aunque un poco tintados rouge.

No hay comentarios: