jueves, febrero 02, 2017

Alegría matinal

Hoy he tenido una alegría matinal que ha encadenado otras. Carlos me ha mandado toda la Gaceta de Arte por correo electrónico. He leído a mi autor (en términos solo de aproximación y curiosidad)  y efectivamente no me ha decepcionado, antes al contrario, su estatura intelectual es mayor a la imaginada. Viene muy bien en una época que se me antojaban predominantes las tallas (en otros campos) excesivamente cortas. Es la primera vez que tengo conciencia de archivero. Tener toda la Gaceta de Arte, que supongo que estará al alcance de quien quiera, para mí es como tener un tesoro. Le he contestado: loado seas.
Ayer hablé con el Niño, mi prologuista del último del Sáhara, que ya ha visto el libro moverse y que escribirá sobre él. Ha sido una conversa bastante larga interrumpida por una llamada al fijo de mi hermano. Ahora resulta que me apetece mucho hablar del Sáhara. Sería fantástico que vinieran adversos, como el que me alude en el gran libro coral y académico. En Las Palmas jugaré en casa, en la Económica de aquí, no sé. Si va gente.
El Niño me pregunta por lo que hago ahora, le explico, doy detalles y se ríe. Me debe considerar  incorregible.
Fer cuando vuelva de la nieve y mi hermano expedicionaremos a Las Palmas, tal vez el próximo viernes donde tan bien lo pasamos. A mi hermano le encanta el planning. Me da que tendré que ir a la Universidad de Las Palmas, allí radican unos documentos fundamentales para mi nuevo trabajo.
Mañana bajaré caminando a la biblioteca de La Granja a seguir buscando libros, los llevaré apuntados, y tengo que revisar todos sus libros canarios, menos aquello  que entendemos por novelería. Al mediodía le he citado a mi hermano para tomarnos esbirras en la proximidad.


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