jueves, febrero 09, 2017

Aires de Washington, y libros

El domingo llamó mi hijo. La organización para la que trabaja, le ha dicho que este mes  no puede salir de EE.UU. Jesús, cómo está el panorama, ¿y tú carta verde? No me libra. Bueno, tú al menos tienes país al que regresar (peor para él), los sirios y afganos, no. Nosotros tenemos sirios y egipcios que no pueden volver, los egipcios escaparon en la Primavera árabe por la Embajada americana. Han estado con gente que se han visto con preeminentes: el jefe que ha hablado con Trump, y un amigo con su yerno (Ivanka conexion) judío. Me asoma al mundo washingtoniano, es muy estimulante.
Mi sedentarismo de hibernación, se alteró con dos descensos caminando a bibliotecas. Lo que hace mella en mi cuerpo a favor. No pensaba que aún pudiera ocurrir con tan poco.
Pillé lo que buscaba, de escaso interés. Anteayer me encontré, la vi, con una pobre de espíritu, cobarde, cretina, desleal que ha logrado caminar erguida (físicamente hablando, no moralmente) de manera inopinada. No sé qué pinta en las bibliotecas. Hay dos plagas que asolan el mundo: la gente cobarde y la aburrida, que menos mal que suelen coincidir, en otro caso sería demasiada la extensión.
He ascendido a la cota 600: Lemus. Mi último libro se halla con las novedades de ensayo en el mostrador preeminente, no con la literatura canaria. Y la verdad que luce lindo. Es una trilogía de fresa,  nata y chocolate. Me ha gustado verlo en el lugar que le corresponde.
Gracias a mi conocimiento de publicaciones, he encontrado el último Juaristi, sobre los grandes metarrelatos de mi generación, revocados: estructuralismo, vanguardias estéticas y movimientos de liberación nacional, algunos de cuyos representantes  convergen en el mismo barco en la huida de los nazis en 1941 desde Marsella a América. Es un sabio, es realmente abrumador y opresivo todos los conocimientos que exhibe, cada ramificación resulta inaugural de nuevos continentes. No hay dato que se le hurte, si quisiera podría escribir lo acaecido en el mundo, como en un cuento de Borges.
Me he comprado La revolución rusa de Cristopher Hill. La mayoría me lo sé, pero me ha interesado y también lo he empezado. He rendido homenaje a mi admirado Zvtevan Todorov que ha muerto esta semana. Se llama Insumisos y versa sobre la barbarie estalinista contra los literatos rusos, su persecución vesánica.


El último, El arte y la moral de Ramiro de Maeztu, el interesante pensador monárquico al que los rojos asesinaron en 1936 por sus ideas en una de sus frecuentes “sacas”. Sacar a presos de las cárceles republicanas para asesinarlos. Poner de ejemplo a la República es indignante, el triunfo del Frente Popular hubiera hecho  al franquismo parvulario. Tardé décadas en llegar a esta previsión plenamente racional y contextualizada históricamente. Es la literatura y pensamiento negado en España, empezando por mí, el de la derecha.  

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