sábado, agosto 20, 2016

Diario gráfico narcisista de un viaje por Vascongadas, Navarra y Castilla III

Foto:  Das  ist Pamplona, einz
Foto: Das  ist  Pamplona, zwei
Si hay una figura incordiante  e  inédita en este  mes de  agosto de turistas por  España,  con turbas   ensayando distintos modelitos y conjuntos, según  ubicación  si húmeda o calorífica, pero  todos  en  un mismo  empeño, dejando como nota común el  claro compromiso vacacional (efímera y espejeante tierra de promisión), ese es mi hermano. Mi hermano  no  tiene plan vacacional, un  cúmulo  de destinos,  algo que fotografiar (él solo fotografía su  interior), que  probar,  saborear,  poder alguna  vez ostentarlo. Mi  hermano  al tener unos intereses vitales y existenciales muy superiores al común, no precisa dispersarse, tratar de descubrir que le puede gustar,  romper la rutina, buscar modelos y ofertas que les  vendan que considere convincentes o al menos aceptables.
Mi hermano no hace sino  prolongarse, su apetito intelectual al ser de tanta solidez y hondura, no precisa de aspavientos,  ornatos,  hazañas, incluso  signos ideológicos siempre superficiales y demostrativos, es el espíritu el que a él le guía, no el mundo sensorial más primario.  Y mucho menos la turbamulta.
Su opción intelectual y  espiritual  es de tal magnitud que ni un solo signo le hará  asemejarse al resto de  deambulantes ávidos de vacaciones, para los que no son, en el fondo, más que un concepto legal de finalidades funcionales. 


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