jueves, julio 07, 2016

La invitación del Consulado de Marruecos

Llevaba unos días impaciente por recibir la invitación. ¿Nos invitarán? Me pregunta XY. Seguro, respondo. El año pasado no pudimos ir porque fuimos a Baskenland.  Si en algo estoy metido hasta las cejas es en Marruecos. Leo a historiadores, periodistas, políticos marroquíes, ¡qué diferencia con los hispano-saharauis –argelinos!
Hoy he comprobado que no termino mi trilogía este verano porque ya estamos  en él. Tengo la tentación de la total refutación del argumentario (parecen un partido político) tripartito  hispano-saharaui-argelino, e incurro en ello, cuando tengo varias cuestiones que sí  considero verdaderas aportaciones y reenfoque, que es lo que tengo  que desarrollar y dejarme  de tentaciones e instinto.  ¡Hombre!,  he sido recusado en el libro,  de los profesores de universidades poshispánicas, del 40 aniversario de reintegración del Sáhara, en el que se  me alude como promarroquí. El coro en contra y combatiente. Nunca me  había  declarado así, lo que  nunca hago es no dar la cara, no me lo había  planteado. Pero a raíz del libro y de que las universidades canarias no tengan  mis libros del Sáhara y otras muy eméritas sí, pues otra añadidura, y un interrogante: qué pasa ¿que no podría ser promarroquí? Marruecos es el estado más  antiguo de África, el último  en ser sometido  al colonialismo europeo, que después  se independizó con el derecho al voto de la mujer y con pluripartidismo (una  anomalía, véase Tinduf), que su riqueza cultural es deslumbrante. Sabíamos que  Marruecos es con diferencia el  que tiene el mayor número de hispanohablantes con 3 millones de marroquíes que hablan  español. No seguiré
He fotocopiado la invitación para  enseñarle el lunes -conoce al cónsul-,   a mi muy  divertido  amigo, que   es  ait-baamram, Ahmed, el guardacoches de la Noria, que me aparca   el coche  cuando está lleno y me trae la llave a Los Reunidos. Se va a quedar de una pieza. Ya lo he guardado para que no se me olvide.   Ait-baamran, le grito yo,  “aceite  Argan” me responde él y nos golpeamos espalda. hombros y lo que encontremos. 


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