miércoles, julio 13, 2016

Don José María del Saz-Orozco DEP

Recibo apesadumbrado  y emocionado  la noticia de la muerte  de José María del Saz Orozco, pasados los 95 años,  el amigo de más edad que he tenido  y al  único que podía considerarle un maestro, no de  materias, sino del vivir y estar en el mundo. Alguien al que admiras  con veneración, sin que  por  ello encarnara en absoluto la  figura del anciano venerable.  Uno de esos no se toma  su gintonic a media mañana, antes del aperitivo inexcusable, ni a la tarde su buen güisqui, eso no lo hacen los venerables, sino los lord y caballeros ingleses, que han dado más de una vuelta al mundo,  High School. Para empezar a Pepe  se le daba muy bien reírse, no limitarse a estar en buena disposición con los demás, sino  que él siempre reía. Mi relación con  Pepe la disfruté muchos años y  tenía una característica muy  especial, yo me limitaba a preguntar y escuchar, y también reírme, claro, pero menos que él. Nunca me pareció  que  yo  tuviera  algo que contarle, y de hecho no lo hacía. Hubiera sido un desperdicio. Lo vivía como si fuera un historiador y supiese que esa  fuente era única.  Tanto él como nosotros contábamos con vernos el próximo mes en Fuengirola. No has esperado, Pepe, ¡qué pena! A E. le prometiste ir a su boda, “salvo defunción” y cumpliste. Desde Guinea me escribe ¡qué triste noticia! que se alegra de haberte conocido y   de los ratos que pasó contigo, y que fue un honor tenerte en su boda
El   abuelo de Pepe  fue el último alcalde español  de Manila y presidente del Banco Hispano -filipino.
Pepe fue un patricio que veraneaba en San Sebastián donde conoció  a  otra señorita de alcurnia:   Teresa Cañedo -Arguelles. Sumaron apellidos de mucha prosapia  para que sus 7 hijos no parecieran descastados, que en algún momento hubo más de uno que   anduvo en esas tentaciones.
Pero antes, a Pepe, la vida  le debía resultar  poco emocionante, por lo que con 15 años se enroló  en  el Requeté: en el famoso Tercio  Oriamendi, en la Guerra Civil.  No sé si apostaron  por acabar  con  la saga familiar, porque se enrolaron los tres  hermanos adolescentes, salieron  ilesos y ganadores de la guerra  después de lucharla entera. Estuvieron en la batalla de  peña Lemona y tomaron Bilbao.  Uno de ellos terminó de general de aviación, otro se hizo sabio jesuita en Asia, y se casó y el otro es Pepe, que hizo del  hedonismo, la amistad, la elegancia, el buen vivir, la caballerosidad, bonhomía, el  amor a Teresa sus divisas. A sus hijos, con mucha intuición, no les sobrecargó  con su presencia.
Pepe decidió hace unos años escribir un libro sobre él, para hijos, nietos y biznietos, Una tirada de unas pocas decenas,  que lo hizo su hija Marta. Tenía más de 90 años,    luego  había mucho  donde poder hurgar. Pero decidió  contar o  dictar solo  10 años de su  vida,   de los 15 a los  25. Este  libro de culto para los "pepistas", de 50 páginas, tiene dos partes: la  primera de la  guerra, la segunda de las 5 VECES que estuvo en la CÁRCEL por   manifestaciones y enfrentamientos  con los  falangistas,  la  última  en un  cabaret. Le formaron hasta  un  Consejo de Guerra. El libro está escrito  con sentido del humor, sin dramatismo ni ideología, como testimonio de vida vivida. La corta edición estaba agotada pero se  encargó de editar para mí. Y me lo  mandó. Él me envió cosas de la guerra y yo, una vez, pimientos de Gernika de temporada, que  a alguien que conocía exhaustivamente los mejores restaurantes vascos  le gustaron  mucho. Siempre lo repitió. 
José María nació en Madrid en 1921, doctor en  Derecho, sacó las oposiciones  de secretario  judicial y fue magistrado en Ceuta y Tetuán.
En un aperitivo en Fuengirola, recién llegados de Tánger, me habló  del Hotel Minzah (el mejor de esa ciudad).
-Lo conoces, ¿ah sí? ¿Estuviste una vez?
-Una  no, muchas-  me contestó
-Muchas ¿cuántas?
-Pues 30 ó 40
- No fastidies ¿y eso?
-Íbamos de Sevilla a Ceuta  y Tetuán a celebrar juicios, y de allí nos  acercábamos a Tánger
De magistrado no estuvo mucho  sino que  se dedicó al derecho  mercantil, pero no como abogado (tenía mejores aptitudes), sino constituyendo  empresas,  por los consejos de administración  y fue director de Obrascón, entre otros muchos cargos que  ocupó. Pero más que dinero, que siempre vivió extraordinariamente  bien,  gozando de la buena vida, hizo amigos,  grandes amigos, y disfrutó como nadie de su compañía. Tuvieron que ser grandes tipos como él. Una vez me dijo, que lo que  llevaba mal  de la vejez  era la pérdida de sus  amigos. Era un gran cocinero y gastrósofo empírico,  que  a   la sudmericana que le cuidaba, y con la que  en Madrid bajaba todos los días a tomar el aperitivo, aunque lloviese, la  enseñaba a cocinar. Tenía  mano, decía. Conocía todos los  grandes restaurantes  y hoteles de   España. No de una  vez,   sino de muchas. Fue el secretario del Duque del Infantado, secretario de la  Fundación e íntimo del duque y luego del hijo. Quedaban para comer cuando subía de Fuengirola.  Trató  y amistó  con   Grandes de España. Otra de las  amenidades que ofrecía Pepe, era   toda la gente que había conocido, su memoria y sentido del humor. Parecía que estaba en el mundo  para ver y disfrutar de lo mejor de él,  que siempre lo encontraba. A los 90 años era capaz de  coger el AVE Madrid-Sevilla para ir a la Maestranza en coche de caballos.   Pero también supo dar el callo, se sacrificó, renunció a parte de sus placeres para atender a Teresa, por supuesto sin quejarse. A las duras y las maduras. Otra cosa, de un gran hedonista, maravillosa. La talla de Pepe. 
Viajó bastante  por  las  empresas de las que formaba parte,  me contó que estuvo varias veces en Arabia saudí, de una situación comprometida en Caracas, y de los cabarets de Beirut en  los años 60,  que entraban elefantes al escenario o pista. Luego resulta  que esta gente tradicionalista de  derechas es la más liberal de todas. Hombre, también el nivel de mojigatería y dogmatismo de la izquierda hace imposible o muy difícil ese    tránsito que nunca es sincero,  sino, en todo caso, correcto.
Era un gentleman, le gustaban los mejore sitios e invitar,  tan espléndido era. Según Serena,  su queridísima e imprescindible  nuera,  dejaba muy buenas propinas  porque era la forma de  que siempre te trataran de  primera,  un hombre de mundo. Traspasar los 90 no supuso la menor merma para  degustar copiosamente chupitos como  remate  de las magníficas comidas.
El otro día fue  a  una barbacoa y se tomó su güisqui,  que no era lo único que tomaba. Le afectó el accidente y la convalecencia  de Serena, su  otro bastón. Dejó de tomar la medicación, no estaba dispuesto a cambiar de vida y morir en un hospital. Lo ha logrado, por eso me  alegro, pero no por no poder verlo ya leyendo ávidamente en el balcón del apartamento en  la playa de Fuengirola,  cuando íbamos a  buscarle,   que no podremos repetir.
Tan vitalista  siempre, que el último  día  mío en la zona, fuimos los tres (Serena, Pepe y yo) a comer a Benalmádena. Estaba  impaciente por ir. Le digo: yo tengo un longines como el tuyo,  que era de mi padre. ¿Un longines?,  esto no es ningún longines,  sino un no sé qué,  casi de encargo. De vuelta, se lo comento  a Fer (también  Rosana conocía esas mariconadas) y me dice Fer en la Noria, eso es como si  aquí vienes como un pedazo Mercedes, pero vas  a Alemania  y  no es nada,  es como un Ibiza aquí o en Senegal. Al parecer me falta el mundo que a Pepe le sobraba.     



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Siento mucho la pérdida de su amigo.

Hay auténticas perlas entre esos libros autoeditados que recopila anécdotas personales com0o legado familiar.

En cuanto a "Luego resulta que esta gente tradicionalista de derechas es la más liberal de todas." Ya lo dijo el mismo Carlos VII con su barba florida y su perro a los pies: "Yo soy liberal de cintura para abajo".


Saludos EDH.

Anónimo dijo...

Recomiendo la lectura del tocho de libro:


REQUETES: DE LAS TRINCHERAS AL OLVIDO (En papel)PABLO LARRAZ ANDIA; VICTOR SIERRA SESUMAGA , LA ESFERA DE LOS LIBROS, 2010ISBN 9788497349734

Recopilación de historias personales similares a los de su amigo. Libro sin ideología ni revanchismo.

Saludos EDH.