miércoles, junio 15, 2016

Crónica de tribeca y hábitat de Lavapiés

Con Pablo en Madrid, con cita también en la Embajada


Xabi y Nagore
En Atocha, veníamos de Barajas, nos esperaba E. -nuestro loft está en Lavapiés: cerca-, eran más  de las tres y el sol de Madrid se hendía  en el asfalto con severas perpendiculares como picas, y entramos con nuestro bartulario  en un bareto -lavapies. Tan pronto entras, detectas un montón de aspirantes a distintas vocaciones frustradas, actores que han de hacer de gorgoritos, poetas que han dejado los endecasílabos para escribir pancartas, gente que dejó la carrera de piano para pasarse a la percusión con brasileiros, gente joven que se viven como clase social, gays sin más vocación que serlo. Por cierto en el avión he tenido una primera toma de contacto con el ambiente, a mi  lado viajaban dos chicas que han decidido  confundir el lesbianismo con el lesbinaje, con un afecto primario y zoológico. Han utilizado mi mesa, para dejar sus tés porque una anidaba sobre la otra, se me han  leído el periódico durante el viaje, mientras releía a Heidegger.
En el primer bareto de Lavapiés   lo primero que te hiere  la vista como la hoja de cuchilla  de Un perro andaluz,   es un cartel de No a la guerra, ni se te ocurre preguntar si es por la de Siria o Libi , allí están todos,  como que nos hemos metido estúpidamente en este nicho de enemigos de clase. E. nos advierte de algo que sabemos, ese es el predominio del barrio. Pues yo prefiero a Trump y la Yihad con diferencia. Hay prensa desconocida que no me atrevo a tocarla, no vayan a pensar que voy a ponerme a romperla. En Tribeca tenemos de vecino en una casa de más fuste  a   un clochard. XY que acaba de llegar de un antro de peluquería y viene informada, me ha contado que el clochard es un negro porrero y bebedor que lleva más de un año.- Que le echan pero vuelve.  El sitio está muy bien y él está estupendamente instalado, tiene las camisas colgadas de las verjas de al lado de la puerta. Nuestro loft tiene a la vista la piedra antigua y el ladrillo, una preciosidad de casa. Comemos en un bar y luego  giramos por Lavapiés, pasamos a San Francisco el grande, el Palacio real , el de Liria, España, Princesa y recalamos en la cervecería de Alonso Martínez: Cruz Blanca. Como tenemos una conversación muy cosmopolita e interesante, Blanca la amiga que nos hacemos y ya no pararemos de citar, que está al lado me oye como me da un ataque de risa , de esos que soy incapaz de parar, porque estoy hablando con Alfonso. Tengo que dar el teléfono, he de pasar el móvil. Blanca se incorpora a la mesa y damos cuenta de  más jarras. Me dice que soy un intelectual , que envidia como soy capaz de reirme y que soy un personaje, lo que le confirman. Dice que me va a dejar algo escrito y lo hace ayer en mi artículo de El Día, ni siquiera en el blog. Nos vamos a la terraza del Círculo de Bellas Artes y finalmente cenamos allí.
Por cierto estándo en Cruzblanca yo llamo la atención de que pasa Xabi Alonso con su mujer: Nagore Aramburu, que se sientan más bajo: Alonso lleva pantalones cortos.
Al día siguiente tenemos que ir por cosas de E al barrio de Salamanca, cruzamos todo el Retiro. En  la Cuesta Moyano no hay libros del Sáhara Marruecos-Mauritania-Magreb. Estamos tomando unas cañas en una paralela a Goya cerca de Velázquez, cuando yo vuelvo a llamar la atención: ¡Hostias Xabi Alonso otra vez!, lleva el coche de su hijo pequeño, Nagore más atrás con los mayores., E, sale, porque no los ha visto pasar y me dice que dos mayores tienen bastante  diferencia con el menor, y que Xabi otra vez con pantalones cortos. Yo había leído que no les atraía La Finca, en cuyo exterior vive Coto matamoros, y que querían el centro. Comemos en la plaza Colón en El Platea que fue un antiguo cine, yo pasé hace muchos años cuansdo se celebraba un acto de Fuerza Nueva. Volvemos a Tribeca, siesta, después libros y más caminatas, quedamos con Pablito en la terraza del Gijón en Recoletos. Mañana a primera hora llega S. y E. tiene  que ir a nuestra Embajada americana y el viernes Pablito para el Visado para ir el curso que viene a la UCLA. Le dice E. podemos estar todos el año que viene en Los Ángeles.

 



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