martes, julio 08, 2014

Mi contribución editorialista

Me acabo de descubrir en el Boletín Informativo Bibliográfico del TRIBUNAL CONSTITUCIONAL  junto  a gigantescos autores internacionales, a los que yo leía de joven : Poulantzas, Althusser, Marx y aparezco justo debajo del camarada LENIN (por el apellido). Estoy en Ciencia Política, (página 234) e Índice de autores (página 279). El libro no es Abogados laboralistas, sino CANARIAS, DIVERSOS NACIONALISMOS. 


https://www.altc.es/Boletines/BIB/Bib%20120-2010.pdf
 
No me esperaba yo que al día siguiente de que El Día me publicara el primer artículo, fuera a ser tan contundentemente citado en la editorial de ayer lunes. Me llevé fácil un tercio de ella. Casi editorialista, así he entrado. Se ponía el nombre de mí artículo del día anterior y se reproducían al menos dos frases.
Resultó muy agradable, como cabe suponer. En el reconocimiento –que al menos desde Hegel sabemos esencial en la constitución de la personalidad- hay grados. No es lo mismo que te reconozca un indocumentado que alguien con cierta autoridad, como no es lo mismo loas en rebaños  de balidos monocordes que en ámbitos de cierta distinción y señorío, que  a mi periódico le sobran.
El jueves haré una  exaltación de la literatura canaria y el viernes tendremos la tradicional f comida larga del Tenis. J. la alemana vendrá conmigo.
J. la alemana, que ya es de la familia, no sólo era la “filóloga alemana que habla 7 idiomas”, resulta que también es filósofa, y además de Heidelberg. No hay autor que no conozca. Pilló por los pelos a Hans George Gadamer, el padre del giro hermenéutico (discípulo de Heidegger, a más decir); no solo asistió a sus clases sino que fue la encargada de vaciar de su despacho sus efectos personales – que escena más  envidiable- tras su muerte. Lo hizo a los 102 años. Así se las gastan los sabios alemanes. Jünger murió a los 103. Mi hermano y yo  la tomábamos únicamente por una filóloga alemana pasada por China (2 años)  y las lenguas clásicas, y le llamé inmediatamente que lo supe para contárselo,  (que era también filósofa), a lo que me contestó: ¡Caramba!
Dice “neokantianos” en español (y no en alemán) que  lo ha aprendido perfectamente desde septiembre  hasta hace poco, porque ya lo domina.
En octubre será la presentación de La Literatura  en Las Palmas, en la Real Sociedad Económica de allí, que está, como era  previsible,  en Vegueta, el barrio  del Marqués, que inunda de nobleza, y para siempre, todo lo que abarca.
Que nadie piense que de ahora a entonces no ocurrirá nada  y no sobrevendrán sorpresas y acontecimientos, que los habrá y  a gran escala.
Esta mañana me he concedido unos minutos de autorreflexión y he concluido, pensando en el próximo artículo del periódico, que toco varios palos: la política, que escribía aquí recién que no me salía (al menos para el blog), la literatura canaria, el Sáhara y alguna cosa más, fruto de las paradojas y perplejidades de la vida, que le vamos a hacer.
Estoy ahora –me sobra el tiempo- con el maestro Ortega, (relamido, engolado –lo dice el biógrafo, hermano, que sabe un poco más que tú-  y cursi a más no poder) y en su proximidad ando también embargado de vitalismo y bajo el esquema de la razón vital. Como en una centrifugadora más o menos. O el acelerador de partículas de bajo el Montblanc.
J. dice -ayer en Los Reunidos- que jamás ha oído a nadie citar a Ortega en Alemania, ámbito filosofie.  Pues es nuestro Kant y Hegel, apostillé. Hermano ¿qué hacemos?

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