viernes, diciembre 30, 2011

El Sáhara como metarrelato


El Sáhara como metarrelato €11.54 Sin IVA
El Sáhara como metarrelato

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José María Lizundia
[Ensayo]
ISBN: 978-84-15249-43-6
Páginas: 280

El autor hace un recorrido por las fuentes primarias que han construido el relato del Sáhara, que no son los saharauis, sino la bibliografía escrita sobre ellos. Algo sobre lo que ya nos advirtiera el historiador palestino Edward T. Said en su obra Orientalismo. El relato saharaui ha sido acuñado por periodistas, exmilitares, novelistas, algunos profesores y juristas internacionales y amigos de los saharauis en general, al lado de los cuales se encuentran, desde mucho antes que surgiera el conflicto, eminencias científicas como Julio Caro Baroja. No obstante, esas lecturas permiten al autor conocer un territorio, formas de vida, diferentes tribus y una historia reciente, distorsionada por juicios de valor que se empotran en el relato, confiriéndole intención y sentido. Es como si todos se hubieran puesto de acuerdo para contar un parecido relato. Un auténtico metarrelato que exige que todas sus partes estén perfectamente articuladas en pos de un fin que, además, resulta estar ya escrito. La objeción que se plantea en el libro es que no está escrito por quienes aún lo tienen que escribir.

Y prólogo de Eguiar Lizundia
El azar objetivo ha dispuesto que el prologuista se estrene como funcionario del Banco Mundial en Washington, con un asunto del norte de Africa, a celebrar en febrero proximo. 

miércoles, diciembre 28, 2011

Palabras toboganes. Don DeLillo


Entre Teatro y Mis nombres de Don DeLillo se dan grandes concomitancias. La escena de Los nombres que me ha sorprendido, parece caída del cielo,  es la de un intento de  seducción de enorme ímpetu, un sesgo tan inesperado como intenso, producto de un incontrolado deseo. Él le pide a ella   que repita palabras referidas a  su cuerpo y a su encuentro, en el mismo momento en el que se están produciendo. Las palabras devienen vibradores o artilugios netamente sexuales.
En Teatro ocurre otro tanto: proponer palabras relacionadas con la atracción sexual, que oídas en boca de ella, deben  estallar en mil sugerencias, resonancias, evocaciones…todas incandescentes y rotundas. Las palabras como instrumentos sexuales, las palabras desplazan a la vista como elemento de máxima sugestibilidad (e imaginería) erótica, y ocupan su lugar.
La revolución sinestésica sexual de Don Delillo.
La literatura actual indaga en la subjetividad, en lo no expresado o solo sugerido en un segundo que cabe retener, porque contenía una divagación que llevaba  a otra  y ésta a otra. No hay acciones ni conductas,   tampoco actos solo instrumentalmente dispuestos al servicio de  la gran trama, con la única misión de organizarla. Lo que hay son imágenes para instantes que apenas  dejan expresión como acción funcional en el mundo de los hechos. Así, en todo caso, son las historias de nuestro tiempo.
Esta suerte de fisión nuclear conduce a encuentros entre personas en los que el orden, ni siquiera cronológico, cuenta para algo.
Llegado a este punto es cuando podríamos iniciar un diálogo sobre Don DeLillo y  su literatura, no en los términos de lo que tiene la literatura de narración plausible sobre personas y acciones, sino sobre emociones, imágenes, representación del mundo y de la hondura de la vida y las personas, del Zeitgeist y de nuestra cultura como proceso de creación en el tiempo. No como si estuviéramos comentando al bueno de Proust.
DeLillo juega en el terreno  literario en el que se expresa el tiempo y el espacio –que son los aprioris donde las acciones se producen- que queda entre las palabras,  en los intersticios de los diálogos y la narración. En los que los problemas, ansias, miedos, trampas del hombre de hoy afloran y obtienen toda su expresión y significado. Las palabras que bajan en esos toboganes tienen cara, gestualidad para las emociones y ojos de miedo o esperanza profundos. Nuestra vida más auténtica y sentida se desarrolla en una habitación blanca en la que hay una mesa vacía y dos sillas. De lo que allí alguien hable será una historia que, en verdad, nos concernirá. Aunque oigamos contar una vida o historias trepidantes.

lunes, diciembre 26, 2011

Mi hermano: ayer superé los 100 cl.

Los jóvenes norteamericanos retrasaron la comida de ayer casi a cena, por lo que a pesar de lo poco dormido y excesos del día anterior, ya no estaba para siestas. XY y su seguro servidor nos fuimos a la ciudad fría a caminar, haciendo todo tipo de observaciones de todo. Nos cruzamos con el público que iba al concierto frigorífico de navidad, con bufandas, gorros, pasamontañas, abrigos que nunca  usan y demás equipaje térmico.´
-¿No habrán puesto al publico a seguir el concierto dentro del agua, para así vender más tropical el turismo en las islas?
El público del puerto frigorífico más  frío no podía darnos. Tanto es así que nos atamos todos los botones de las prendas que llevamos y nos subimos los cuellos. ¡BRRRR...!  Atravesamos la calle Nokia y paarmos en el Parra, de donde llamamos a mi hermano, que estababa ¡SOLO COMO UN PERRO!
En el Parra jamás consigo bajar de las  5 ó 6 cervezas. Mi hermano nos informó que  en nochebuena y ayer, navidad, había sobrepasado los 100 cl, luego habló del sexo en parecidos términos

sábado, diciembre 24, 2011

Mi hermano y un servidor les deseamos feliz Navidad

que  disfruten del villancico

viernes, diciembre 23, 2011

Mi hermano bate nueva marca: 90 cl.


90 cl. Es posible que sea una marca que ayer mismo quedara superada, si sumamos el volumen del vino y el de Tía María que ingirió mi hermano. Qué fluir, cataratas, noche líquida, mar  de humor e inteligencia. Creo que es hora de hacerle justicia y hablar de mi hermano como  el "bebedor", amén del humorístico. En un momento dado proclamó: ya he superado los 90 cl-
Ayer celebramos la feliz navidad Kamenev, Oktaviansky, Nuestro Amado Líder y mi hermano, luego se sumó Yael, que estaba por allí con otros amigos. Cierto también que nunca antes en estas fechas, ni en ningunas otras, había sido literalmente agraciado por la Diosa Fortuna. Y había ese motivo extra de celebración, en realidad dos y si se me apura tres, para hacerlo. Uno es personal y el otro por  perspectivas abiertas.  Cernida la madrugada nos abisbamos a las caipiriñas inducidos por el espíritu de la navidad y el acicate de la fortuna. El templo radicaba bajo la casa de nuestro querido líder.
Yael relató el sábado noche  en casa con Iñaki y la apoteosis alcanzada a cuenta de Hegel, porque ya era pasado. A Octaviansky  la pugna y reyerta que desencadenó Hegel le pareció fastuoso.
-Nadie  sino vosotros podéis alcanzar el virtuosismo de pelearos por  Hegel.  Eso ya no es posible ni en las universidades de Heidelberg, Friburgo o Marburgo.
Lo que es cierto y científico.
No es abominable en absoluto tener estas disputas “teológicas”,  en plena época banal y simple en la que esteticismos incluso mostrencos, a más de lóbregos, arrinconan el conocimiento. En la misma terraza tomamos cervezas,  cenamos con vino y terminamos con caipiriñas rebasadas las 3:30 de la madrugada.
El mes de enero, va  a ser un mes de citas.
El 20 de enero del año próximo tenemos nueva cita en el casino,  de lecturas liberales. Una obra de Ortega y Gasset. La llevaré leída, como la otra vez, este grupo inspira mucho.
También probablemente el fin de semana siguiente a Reyes celebraremos la elección de junta y todo lo demás de la asociación de amistad  con Israel.

martes, diciembre 20, 2011

Nuestra asociación de amistad con Israel


Invitamos a quienes quieran asociarse, a ponerse en contacto con nosotros.
Hemos crecido, y ya hay canarios que viven en distintos países que también  están con nosotros, y que delegarán su representación.
Próximamente eligiremos nuestra junta directiva,  elaboraremos lista de socios y libros de actas como se nos pide. Será ocasión para celebrar lo que damos en llamar "un picnic" o algo similar en la terraza Marbella. Como cuando la fundamos. 

domingo, diciembre 18, 2011

Mi hermano trascendió los 60 cl., hasta los 80

 
Homenaje a Vaclav Havel

Según Yael (la judía cascabelera que siempre está riendo), estar con nosotros es como ir al cine, siempre ocurren cosas inopinadas, pintorescas  y acervas. Ella está encantada. Ayer el dueto, duelo, esgrima y la violencia (tan patrimonial) fue vascongada. Vinieron los vascongados Iñaki y Pilar (donostiarras),  y Yael con uno de sus  chevalier servant: mi hermano. Como dijo  éste a las tres de la madrugada, menos mal que   lo ocurrido no volvió a ser en un establecimiento público sino en tu casa. Ha sido testigo de escenas mitológicas  o veterotestamentarias dignas  de  Yahvé iracundo o de  Zeus inflamado por rencillas y bajas pasiones,  en restaurantes libaneses. Uno contra otro. Hubo un picoteo previo antes de iniciar el recorrido que de nuevo pensábamos ejecutar: libanés con Al Yazeera  en televisión, y Parra. Pero nos  fuimos encendiendo, adquiriendo tono y cogiendo cuerpo, que al final se hizo cena en casa, cenamos los 6 en la cocina, como una familia bien avenida.
Mi hermano se olvidó de sus límites etílicos y se trascendió. De sus 60 centilitros en los que tengo tasada su ingesta vitivinícola se subió a la parra de unos 80 centilitros. Nos bebimos una caja de Berberana. Estaba muy divertido, se volvió más humorístico que nunca, pícaro, anecdótico, navideño, estelar, filósofo y, como siempre, librepensador. Él, todo él, incorrecto.
Mi hermano y yo estábamos sentados al mismo lado de la mesa, e Iñaki reparó en que los dos vestíamos  camisas de cuadros y nos rodó una película iphone.
Mi hermano a las dos de la madrugada se marchó a por tabaco y subió a La Cuesta. Allí, la señora de cierta edad del bar donde entró,  le preguntó si venía de una cena de empresa, lo negó pero ella le porfió  que sí, y que era  atractivo y muy señor (como si fuera andalusí y taurina) y que vestía muy bien, él que lleva tan  a gala vestir como en el gueto de Varsovia antes de 1941.
Regresó  cavilante, tocado  y un poco dichoso, la verdad.  Algo otoñal en el fondo. ¿Es posible, es cierto? Es muy atinado, hermano.
 Le ha correspondido un parricidio próximo. Le dijimos que lo tiene ganado 
 De madrugada reputé de perteneciente al pasado  a Hegel. Como si hubiera mentado a su madre de la manera más injuriante y ofensiva, Iñaki saltó jupiterino. Yo era un intelectual sin ninguna profundidad, un bilbaíno que hablaba sin saber y que  él no hablaba de cosas que desconocía, por ejemplo de derecho. Competimos con los truenos y fragores de mayor estruendo pero para acallarlos, como si éstos se  hubieran  atrevido a irrumpir de súbito  en la noche. Le emplacé entonces a que buscase por todas las estanterías con miles de libros alguno no ¡uno sólo de derecho! a ver si lo encontraba y  seguí, que era un filósofo incapaz de argumentar sobre las meras premisas de un debate, de razonar y enhebrar un discurso de mínimos, que no estábamos hablando  de la Fenomenología del Espíritu ni de la Lógica de Hegel, “qué no has leído”.  Y añadí: “No te confundas Iñaki, yo soy más agresivo que tú, sólo tienes a tu favor que  eres más salvaje, joven y fuerte que yo, nada más”. Y seguí por esos rumbos.  Que me daba igual que el Estado les mantuviera y a sus  facultades de filosofía, por lo demás  cerradas a la vida en disquisiciones gratuitas sobre detalles e insignificancias pretéritas y añejas, que solo dan confianza  e integración a determinados adolescentes al descubrir el poder de la razón con  15 años, a lo más.
Volvió todo a su cauce hasta que llegada una hora le provoqué,  e Iñaki  restalló con un aura fulguroso, naranja  y   cremoso en torno a un blanco  cegador. Una noche de amigos nada plana, sino pirenaica, por suerte.  

jueves, diciembre 15, 2011

Quiasmas, intersticios, umbrales, intersecciones, interludios


Vuelvo a Don De Lillo
Ha llegado un momento que, en el paroxismo de redacción de escritos de intermediación –como albaranes u otros documentos si acaso más caligráficos: mi trabajo es prácticamente industrial- he caído en la cuenta que de proseguir a ese ritmo, con una prosa por lo demás  no excesivamente cuidada, me privaría de trabajo durante el fin de semana. Concebir la idea y detenerme ha sido uno.
Debo administrar mi trabajo cuando mengua su flujo, para proveerme de él durante el fin de semana. Reporta innumerables ventajas, citaré solo algunas: confiere un vínculo estrecho con la sociedad, yo que propendo a la insociabilidad y al resentimiento social, me siento útil y provechoso, un ciudadano ejemplar, acreedor de todos los atributos de ciudadanía.
También disfruto del Complejo, la quietud, la visión circular, la biblioteca que debo atravesar, en fin, mucho “mundo” concentrado,  personal, que de no trabajar mermaría la experiencia espacial  poderosamente evocativa, y  la vivencia de un tiempo fraccionado y diverso que con un bucle se refundiera y refundara en cada momento.
Quién haya  leído el teatro de Don De Lillo y a Peter Handke sabrá lo que es la literatura: una de las mayores experiencias de la vida, en las que la intimidad y verdad se funden, la que se revela en el interior, alumbrándolo a fogonazos a pesar de las  cortinas de penumbra y claroscuros que lo nublan, y que  no se puede ni debe  compartir. La que nos remueve a veces como un remolino o nos mece con delicadeza extrema.
He comenzado Teatro  (varias obras de teatro) de Don  De Lillo: raptos de sensaciones e imágenes que las palabras como corredores blancos, de escasísimo recorrido para cualquier acción,   abren en todos los ángulos. En cada tableteo de palabras se suspende, se contrae y expande la experiencia de nuestro tiempo, la hondura del hombre desnortado y enfermo de palabras y de instantes.  
Soy consciente de que entre mi trabajo industrial y los desvelamientos de Don De Lillo hay una continuidad conmovedora. Yo lo he logrado.

martes, diciembre 13, 2011

Con el doctor

Me ido incorporando a los happenings de la c/  Nokia de los lunes. Voy de consorte. Suelen ser divertidos.
Ayer vino el médico doctor. Singular, culto español hablado (es continental), liberal, simpático, divertido, caballero modalidad espléndido. Despotricamos de ZP y su  selección negativa, incluso de inferiores a él. Conté como tras la lectura de Lágrimas Socialdemócratas, la sensación que deja el libro es la de humillación, por las personalidades, reflexiones, pensamientos, ornamentación  de biografías y  hechos (grandes hechos) de quienes nos han gobernado. Una experiencia distinta, como de  ficción. En los Reunidos damos cuenta de cervezas y luego vamos a tomar vinos. El que descubrimos recién, estaba cerrado. Él es chileno, lo que tienen su atractivo, por lo que  nos fuimos donde mi amiga la argentina, que no estaba, bebimos Lan, y también es verdad que comimos algo.
En ese ámbito Proud Mary se hace llamar de otra manera afrancesada. El camarero la imitó con tanta perfección, que nuestro médico la reconoció, por sus visitas profesionales. Ayer fue un sábado, corto, pero  que lo pasamos muy bien.

domingo, diciembre 11, 2011

Siguiendo a Albert Camus y a Mario Conde



Sigo trabajando todos los días de la semana. Me  relaja mucho y estratégicamente llena horas carentes de diseño y función.  En mi caso recibo una imagen arquetípica de mi vida presidida  por un orden o estructura básica: mi mandala,  miro alrededor y aparece un conato de  armonía y medida elemental, al lado tengo la biblioteca. Hago correcciones y leo metódicamente el fin de semana. Me voy a organizar para trabajar todos los días, lo hago por avidez y productividad. Mis transiciones resultan  así acérrimas, como sus aplicaciones.
Remisiones de Albert Camus
No creo que haya relecturas, porque siempre se está ante primeras lecturas. Me está pasando con El Hombre Rebelde de Camus. Mucho más arduo y difícil de leer  que lo que recordaba.  He descubierto la importancia y el conocimiento de  Camus  de los movimientos revolucionarios del XIX en Rusia. Fascinante. Asienta  el existencialismo en el nihilismo ruso (término que es de Turgeniev) que subyace en toda la panoplia de  grupos revolucionarios rusos. Su obra dramática, en  buena parte se desarrolla en  Rusia. No solo   Los Justos  sino también  Los Posesos. Casi la leí ayer de un tirón, siguiendo el rastro nihilista ruso.
He leído dos grandes alegatos contra el comunismo recientemente a cargo de  Camus y Raymond Aron. La formación filosófica y los puestos académicos en la ENA y en el IES, sitúan a Aron por  delante, como filósofo, sociólogo o pensador, seguramente.
La crítica de Camus es la de un hombre de dentro, pese a su breve tránsito por el partido comunista. Conocía y entendió muy bien la doctrina de Marx  y también de Lenin. Incluso el muy difícil de leer Das Kapital. Es una crítica desde el interior. No ocurre lo mismo con Aron que es sistemática, pero su crítica es mucho más intelectual y global que la hecha a partir de las propias bases teóricas y en relación a ellas por Camus.

Ayer a la noche, un orientalista banquero

Me senté ante el ordenador, había hecho ya mis escasas visitas, y me fui a por el programa literario de Sánchez Dragó. No salían muchos, por lo que opté por Mario Conde, sí, el Mario Conde que conocemos.
Me atraen los que tienen dificultades en la vida, luchadores con vidas quebradas, las experiencias fuertes, las hecatombes personales, las caídas, pero me gusta aún más (o solo) cuando se sobrevive a infortunios reales y se rebasan límites.
Ex banquero, ex preso y místico. Un tipo curioso para el perfil plano de a diario. Increíblemente inteligente, las ideas más complejas y abstractas las deshojaba como sencillas realidades observables y empíricas.
Buda, Siddharta, Krishnamurti, Lao Tse, pensamiento ¡CÁTARO! Psicología transpersonal, Maestro Eckhart (autor de referencia, ¡Dios santo!), Fray Luis de León, mística árabe… Impresionante. Uno en buena medida es los libros que ha leído, los autores que conoce, que son instrumentos de experiencia y reflexión, amén de conocimiento. ¡Cuántas  veces es la tarjeta de presentación del interés de una persona! No es posible que un banquero o ex   siga al Maestro  Eckhart. Los autores  han deglutido al banquero, cuya impronta debería permanecer acorazada. Mario Conde...sorprendente.
Aunque a algunos les parecerá más interesantes Anguita y Carme Chacón.


sábado, diciembre 10, 2011

Con nosotros un notario


Sin tener que realizar ninguna labor proselitista y ni siquiera  propedéutica, que diría un filósofo diletante y amateur  - a más de sedicente, por supuesto- como yo, nuestra asociación pro judía no se expande de manera masiva sino muy cualificadamente, a pesar de nuestra oprobiosa inactividad. En  descargo debemos  indicar que las taras administrativas que siguen a nuestras tareas de formalización  nos tienen en grado administrativo de virtualidad. Falta el último papel de muy pesado y grávido movimiento, los papeles no vuelan con el viento como se puede pensar, sino que  se arrastran pesadamente. El movimiento de un solo  papel por las cadencias observadas va por tres meses de momento, a 0,2 cm a la hora o aún menos.
Me encontré con el que puede considerarse el gran  fedatario público del acontecer  cultural, en un acto de despedida final,  de mucho  dolor para familiares y amigos (muy buenos por lo que se dijo y puede leerse, y unidos a la familia). Como le sigo bastante a este cualificado  notario de la cultura, le había leído una   vez un comentario abiertamente proisraelí, lo que ocurriendo en  España me sorprendió. Tampoco era tan improbable por el emisor, que ya había mostrado comentarios políticos, históricos y demás muy personales  y críticos. Cosa que en estos tiempos llama la atención.
Resultó que teníamos bastante de qué hablar, incluso de cosas tangenciales que salieron, por lo que vamos a continuar haciéndolo, y en principio acudirá a nuestra próxima reunión de la asociación, que estaría bien fuera este mes (mi hermano, a quien le he contado el encuentro, va a moverse).Le interesaron las bazas culturales de las que podríamos disponer y el nivel de los actos que podríamos acometer.
Un magnífico encuentro (estaba con un amigo que conocía) en todos  los órdenes muy a pesar del motivo que nos reunió.

jueves, diciembre 08, 2011

De alguna manera militarizado


Cuando bajaba al edificio funcional y soviético, me he visto asaltado por una idea sumamente radical: la de abrazar alguna religión. Estoy en edad para ello. Y yo nunca renuncio a  nada. El día invitaba a experiencias extremas, y a conjurar la melancolía con misticismo para protegerte de  la bóveda mortecina que, sobre tí, graduaba todos los matices y texturas del gris. Pensándolo mejor, quizá el trabajo me seguiría redimiendo: “Arbeit macht frei!” y así ha sido, solo el trabajo proporciona un estado de conciencia obsequiosa y proyectiva, oceánica y salvífica. La realidad ha superado las cavilaciones. El trabajo te arrebata del existir como acontecer anodino y sin objeto, y te eleva al uso de tus facultades productivas, para a acceder a la naturaleza o a lo social. Y transformarlos al actuar sobre  ellos. Te surte de objetos y proyecciones. Te rescata de tu atribulado vagar desmotivado.
Esta semana todos los días laboro (y no oro), sin una sola fiesta de las regaladas. Trabajo en cantidades industriales, sin nada que merezca cualidades artesanales, menos científicas. Productividad del homo laborans que diría Hannah Arendt, para un ciudadano ateniense de la polis. En lo relativo a mi trabajo alimentario.
La mayoría tonterías, cosas menores, cosas en cola como en un cinta industrial o una cadena de montaje, pero a mí me da igual, saco mi actitud simpática, atenta y habladora, imprevista y cálida, a veces seduzco, el de frente sonríe o ríe,   cotejo las reacciones a mi fluir y todas las veces me siento tributario de un nomos o ethos de mi ciudad de origen, y  me acuerdo de un ideal o ejemplo que lo encarnaba un primo mío, quien a su vez representaba los valores del entorno.
De alguna manera soy mi primo, aunque en bala perdida, un renegado que cede el paso a las mujeres.
Al margen mis ocupaciones alimentarias, me queda algún tiempo que he de repartir. La productividad  te contagia de productividad y de celo en la ocupación del escaso tiempo. El tiempo que ahora estoy dedicando al blog lo estoy quitando a las correcciones, y el que dedico a las correcciones, es el que queda consumido para mi obra de ficción, que ya está en su tiempo de amejoramiento,  un gozo.
A las 10 comienzo mi jornada laboral, tras la siesta quiero avanzar en la relectura del El Hombre rebelde de Albert Camus, al que he vuelto. Es un libro esencial, en él se expone el fundamento de todas las revoluciones y rebeliones, debería ser un libro de texto. Gracias a él entendí mucho mejor determinados procesos políticos y sigue ofreciendo nueva luz.
El conocimiento y el interés de Camus  por el S.XIX ruso, lo es también por decembristas, populistas, nihilistas, socialistas revolucionarios o terroristas,  y de figuras míticas como Bakunin, Tchedaiev, Belinsky y mi dios Alexander Herzen, que   remiten, de manera directa, a su obra de ficción Los Justos, aparte de rondar más allá y más acá de toda su obra.  

martes, diciembre 06, 2011

El periódico "malo": EL DÍA


Solo compro periódicos nacionales y lo hago a diario. Alguno local hojeo por internet. El sábado en la peluquería únicamente tenían  El Día y lo cogí. La página de la editorial tenía mucha fuerza, hay dos columnistas de peso, a los que  tildarlos  de correctos o melifluos sería inexacto e injusto. Más bien de todo lo contrario. Las dos  páginas siguientes parecían tribunas en coherencia con lo anterior. En tiempos pasados  la prensa era insustituible, el lector era tan fiel a la suya como a los colores de su equipo de futbol. Esa impresión podía causar  El Día.
El periódico “malo” es como si hiciera todos los días un taller  –con propósito de  ensayar efectos, repuestas, interrelaciones-  de lo verdaderamente orientativo en el periodismo actual, y de paso de lo baldío, de líneas propuestas aunque se puedan contradecir, de polémica y curiosidad creadas, de liderazgo marcando debates y sobre todo posiciones. Supongo quien va  ganando.  El que ha creado el debate y la pugna es el que fideliza lectores. El mercado abstracto y amplio no existe ya. Buscar representar a la opinión pública mayoritaria ya no se puede asentar o encauzarse por la prensa tradicional, queda fuera y se dispersa por multitud de fuentes
El asunto de las editoriales de El Día no me interesa nada, escribí sobre ello en la prensa a cuenta de una que leí, a lo que me volví a referir  también en un libro. Nada más que alegar, ya que  no es ese mi motivo de reflexión. Ya se encarga de ello la ciudad-mundo (parodiando a Wallerstein).
No sé hasta qué punto se toma en serio sus editoriales el propio periódico, empezando por los columnistas.  Racionales, críticos, analistas nada crédulos ¿al servicio de ideas tan extravagantes?  No se estarán algunos divirtiendo por la ola impulsada. No excluyo otras intenciones, más vitales y comerciales, incluso profesionales.
Ya desde antes de que dejara de escribir en prensa, me interesaba mucho,  no habiéndome interesado nunca el  periodismo, el futuro de la prensa escrita. Lo más interesante y clarificador que leí fue una entrevista al director de The Guardian. Este periódico iba viento en popa tanto en digital como en papel. La fórmula era relativamente sencilla, hacer análisis o artículos de profundidad, críticos, distintos atendiendo a ese público que busca una línea definida de  opinión y periodismo. A un nuevo lector de periódicos, potencialmente ubicuo que encuentra las mismas noticias en todas partes, que hay que retener y ofrecerle claves más complejas y profundas.  
No es casualidad que los grandes periódicos hayan encriptado los artículos de opinión o determinados reportajes. Como si solo fuera ése su patrimonio relamente valioso.
Pareciera  que el “periódico malo” hubiera desarrollado la réplica del “periódico bueno”, una prensa reactiva que recogiera los restos que la acción del “malo” pudiera dejar y generar.
Así como a la prensa "mala" le veo algo de futuro,  a la "buena" no le veo, y creo que lo puedo razonar.
Lo más fiable para ponderar, antes de qué medios pueden quedar en el futuro, es cuál es el lector que va a permanecer leal a la prensa escrita. No parece que vaya a ser el generalista, seguidor de la misma información que puede ver en los telediarios o la que en una digital comarcal o sectorial  pueda encontrar el particularista. Sin necesidad de referirnos a twitter y blogs.
Creo que no es arriesgado  aventurar que ese lector no será afecto a prensa que pueda encontrar en la consulta del dentista: generalista, suave, comedida, amable, neutra, “del lado humano”, apacible, integradora, que es el periodismo más fácil de hacer, se sirve por acumulación y por hacer más roma, asequible, amable la información, que guste a todos cuando en el mercado de prensa escrito precisamente no van a estar todos, sino muy pocos con gustos muy predeterminados. Esa es la enorme contradicción.  El ideal, el paradigma o marco es el contrario al tomado en cuenta.
Un periódico no `puede ser un parlamento de papel que pretenda acoger y englobar a todas las “sensibilidades”. Porque por  el mismo prurito se  vetan a  las  chirriantes, disolutas o provocadoras. Lo que de original y singular puede tener el medio. Su faz. El Día lo lleva a rajatabla. Donde todos deberían mirarse.
Tampoco debe recuperar  a todas las primeras espadas, porque estos se anulan entre si y se difuminan, y tapan a los que ya estaban. De manera que parezca que se estén leyendo todos los periódicos o escuchando todas las cadenas. Saturación, indefinición, demasiado fácil, mercado ideal, irreal completamente.
No se debe confundir la disidencia con las opciones más moralistas, porque se sitúan en un nivel de inocuidad política  e ideológica absolutas, que se agotan en su expresión sin mayor otro alcance.
El modelo Gabilondo, que a mi nada me gusta, hay que saber entenderlo y no quedarse con el envoltorio.

sábado, diciembre 03, 2011

Leyendo a Don De Lillo


Me pasé sin transición de Cormac Mc Carthy a Don de Lillo, de la jungla densa, atiborrada y húmeda, surcada por exploradores decididos y desquiciados   a las lomas desnudas de Escocia por ejemplo: al silencio, la soledad y los embates del mar bronco, que repliegan a la soledad úlitma del espíritu   sin  coartadas exteriores ni  tributo a  realidades materiales. Si la concepción dramática de Mc Carthy gravita sobre el espacio como inmensidad metafísicamente vacía, la de De Lillo lo hace sobre el tiempo, aún más vacío,  sobre la aprehensión de la fugacidad y los marcos que solo lo encuadran pero que sirven  para escrutarlo.
La experiencia de ese tránsito, de Mc Carthy a De Lillo, puede ser tan fuerte como el  que supuso el de la visión cosmológica a la antropocéntrica, de la trepidación salvaje de la acción de los hombres al aliento contenido, omisivo de lo que no sea la esencia más honda en la que  bucea De Lillo, profundamente abstracta y llena de signos que interpretar. Las fracciones de segundo, el parpadeo, la impresión de la luz, de cualquier luz en su comparecencia en un lugar prosaico es narración y un impulso decisivo de  vida.
He hecho el recorrido inverso al cronológico, me inicié en el De Lillo de obras recientes y ahora he vuelto a la última publicada pero que es de 1982, aquí están los antecedentes de la concisión  y fragilidad del material narrado posterior, en esta obra ocurriendo muchas coas, incluidos asesinatos, el pulso lo acapara el de Lillo del que hablamos.
Existe un orden de intimidad, por tanto de espíritu que es el propio de nuestro tiempo –y no de otro- hueco, absurdo, de instantes simplemente yuxtapuestos y silenciosos, ahora somos capaces de comprobar su desorden y falta de métrica. Aun así, es un  mundo configurado como   realidad fundamental de signos, y signo es la letra, y palabra.


jueves, diciembre 01, 2011

Yo fui antifranquista ¿y tú?

Pertenece al orden de lo subnormal  entrar en  este tipo de afirmaciones para quién como yo, al margen  sus convicciones racionales íntimas,  no profesa la más mínima simpatía por la izquierda que ha quedado en este país  y tampoco nada  por sus aliados -en inventos verbeneros-  nacionalistas que hacen a España imberbe, sonrosada, pajillera y rea de la máxima estulticia. Y claro, no desea verse envuelto en tan terrible compañía y alarde.
Algo así escribía ayer en twitter : "Cautiva la familia Franco y desarmada la Iglesia, las tropas zapateras han alcanzado su último objetivo: Franco vivía escondido en el Valle de los Caídos y ha sido finalmente derrotado”- ¡Que cruzada contra un fantasma de unos desarrapados (aunque de muy esmerado vestir) intelectuales!
¿Se puede imaginar  a Zapatero y al cinegéticoqueridoemilio  JUEZ Garzón como antifranquistas, de haber sido ambos un lustro más jóvenes?   No es, evidentemente, una hipótesis plausible, no es  razonable, susceptible de inducción ni una  proposición o proyección válida, sino más bien una hipotenusa de huida tras los vértices. Basta con recordar cómo cuenta ZP su profundo sueño a pierna suelta la noche del 23 F.  Vigilia de vigía antifascista. JUEZ Garzón  hubiera estado en las monterías con Franco, exaltando alguna pureza de origen o destino del franquismo, ávido de renombre y poder, Garzón humano my friends. ¿Pero alguno de estos, y tropa, fue antifranquista? ¿Quién: de la Vega,  Iñaki Gabilondo, Enric Sopena…Ni estuvieron ni se les esperaba, de ahí que se concedan ese sainete de  reescritura de sus biografías y, en su psicosis, de la propia  Historia. Y como esta pandilla, legión.
Hace ya años le conté a mi hijo entonces  adolescente -que veraneaba en un pueblo de la costa vasca, y que creía a los del  pueblo abertzales desde el comienzo de los tiempos- quienes eran los antifranquistas del lugar durante la dictadura. Le detallé nombres y actividades o familias para que los reconociera: salían 6 ó 7, incluyendo a los  culturalistas del euskera y lo vasco. Un troskista, ningún etarra,   juventudes  del PNV, algún abertzale independiente... Evidentemente yo sí  conocía a todos. De manera que el ahora escritor, de la izquierda abertzale, uno  de aquellos, es el que más respeto me merece de todo el pueblo, al que no vuelvo.  Cuando me pasé a los veraneantes de Bilbao y algún vitoriano, no salía ninguno, quiero decir: ninguno, ni  mi iracundo examigo, de familia franquista por cierto, que había abrazado el abertzalismo  ya mayor, ausente por completo y  al mismo tiempo del antifranquismo que de lo vasco durante la dictadura entera. Mi hijo no daba crédito, sus amigos le habían hecho  creer que la lucha  de los vascos (la suprema resistencia a la dictadura) fue de siempre.
Franco reposa donde los españoles con su inacción, connivencia, conveniencia, consentimiento, cobardía, indiferencia, oportunismo, pragmatismo o adhesión inquebrantable decidieron que estuviera. Gracias a una sociedad repleta de Zapateros, jueces Garzones, Gabilondos y Sopenas.

En este país millonario en parados  y exhumadores, estos tendrían que haber hecho un túnel,  accedido a la cripta y haber birlado los restos de Franco, (y luego profanarlos de desearlo) como se hizo con los de Eva Perón. Hubiera sido el único acto de antifranquismo posible y real entre tanto falso antifranquista despreciable y  ofensivo, amén de sinvergüenza.